About Me

16/05





Una semana después de cumplir años me siento a escribir esta carta para dar ¡Gracias!
Pero esta vez es especial. ¡Gracias a mis padres! Gracias por hacerme sentir el apoyo incondicional que si lo analizo… ¿Qué padre y que madre, creen tan vehemente en un potencial o talento tan primario de un hijo? Tanto al punto de acompañarme, de viajar conmigo, de insistir en mis sueños y que esa fuera la clave para poder lograrlos. Eso es fe, eso es para mí quizás el mayor milagro de mi vida. Entender hoy lo difícil que ha sido intelectualizar todo este proceso que por aquel entonces yo tenía tan claro, pero ¿Cuántos hijos no lo tienen claro desde pequeños? Y cuantos padres muchas veces están ocupados o distraídos con sus obligaciones, y la vida real… que poco escuchan los sueños de sus hijos. Y quería recordar esto porque a día de hoy que habría sido de mis sueños, desperdiciados sin su apoyo. Y no me tiembla la voz en agradecerles gran parte de lo que soy. Cada hijo es un universo, con un mundo interior diferente y que todo su tiempo lo han empleado en cuidarnos uno a uno.

Soy un obrero de lo que hago. Considero que mis sueños los he ido construyendo ladrillo tras ladrillo. Con esfuerzo, errores y disciplina. Dicen que ser perfeccionista en este mundo significa baja productividad. Y es verdad, que retardo tanto lo que hago e invierto tanta energía en detalles a veces ridículos. Muchas veces mi nivel de exigencia ha sido tan alto que no me he permitido disfrutar con lo que hago. Y en ese instante, en el que uno descubre esa parte de sí mismo, es más propenso y vulnerable al error. Creo que cuando uno entiende esa parte se perdona muchas cosas. Cuando empiezas a perdonarte a ti mismo, empiezas a perdonar a los demás. Se desarrolla una cierta tolerancia, quizás sea el tiempo quien me ha enseñado, aunque sea mi mayor enemigo y desearía que los días fueran más largos, hacerme sentir un poco más libre y más feliz también. 

Quisiera ser una de esas personas que exporten sus sueños por todo el mundo. Porque los sueños hay que seguirlos. No hay que cuestionarlos. Con mucha determinación y siempre de la mano de gente que quiera lo mejor para ti, con valores para poder sobrevivir en este mundo de poca cordura. Parece que estoy haciendo una retrospectiva de una vida pero solo han sido de unos pocos años. Los suficientes para haber vivido todo eso que mi alma pedía a gritos. Gracias a mis padres por permitirme el lujo de vivir.


XX
-Christian Dgar 

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